miércoles, 25 de febrero de 2009

La Hora de José Mota

Día tras día, nos sentamos frente al televisor y siempre, del mismo modo, nos empapamos de contenidos, envueltos en los mismos formatos, basados en los mismos temas, recurriendo a las mismas estrategias morbosas guiadas por la audiencia, y de una pobreza plástica y narrativa enorme. Si nos paramos a pensar, ¿cuantos de los programas o series que vemos realmente nos interesan? La mayor parte de las veces nuestra elección corresponde a “lo menos malo” y vemos la televisión por pura inercia cotidiana, como algo que entra obligatoriamente dentro de nuestra agenda, ya sea después de comer o antes de irnos a dormir. A esto, hay que añadirle el auge que está teniendo Internet en los últimos años, pues permite una selección y una gestión personal e individualizada de los contenidos y el tiempo.

La crisis, Gaza, guerras, matanzas, Julián Muñoz y la Pantoja, suelen ser el mismo plato de todos los días, y cada vez, la gente esta más desencantada con lo que se le ofrece a través de la pantalla. Personalmente, pocos programas suscitan en mi ganas de ver la televisión, y suelen ser de poca frecuencia (una vez a la semana, dos…). Pero, de vez en cuando, algún nuevo programa me sorprende, me aporta carcajadas, risas, conocimientos o despierta en mí inquietudes, algo que debería ser la norma general y el motor del medio de comunicación estrella.

El pasado viernes 9 de Enero se estrenó en TVE La Hora de José Mota, un programa de humor protagonizado, como su nombre indica, por José Mota, ex-Cruz y Raya, doblador de películas y actor, entre muchas otras facetas artísticas. Un humor popular, “tipical espanish”, surrealista y ácido son los ingredientes que forman este pequeño programa de humor que tan solo se emite una vez por semana. Han recuperado antiguos personajes de éxito como La Blasa y otros nuevos como El Tío la Vara han cogido el relevo, para hacer-nos reír a carcajadas con el típico humor manchego y pueblerino característico de José Mota.

Des del punto de vista estético, el programa me parece excelente. Su predecesor, Cruz y Raya, era más cercano al teatro; aunque grabado. La forma, los colores, los decorados y las cámaras estáticas creaban toda una aurora cómica claramente teatral. Ahora, mediante la escenografía, la luz, los movimientos de cámara, la vestimenta, etc. Han conseguido dar un enfoque claramente televisivo. Cada sketch constituye un formato diferente y han rescatado la estética de clásicos televisivos como Alfred Hitchcock, Manolo Escobar, musicales de Broadway y otros no tan clásicos como Cuarto Milenio. Un gran trabajo profesional acompaña las geniales interpretaciones de José, pues consiguen trasladar al espectador a un lugar y un tiempo diferentes en cada escena, gracias al impecable trabajo en iluminación, sonido, fotografía, etc.

Cada viernes, el programa cuenta con gran cantidad de colaboradores, ya sean estrellas del humor como Santiago Segura, Agustín Jiménez, Enrique Pérez Vergara (Flipy), Goyo Jiménez, o bien celebridades de la televisión española como Pilar Rubio.
Si tuviera que otorgar una nota a esta serie de televisión, le daría un 10 por dos motivos: El primero, porque siguen potenciando un humor propio y autóctono frente a la gran oferta televisiva americana y, en segundo lugar, porque han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, modernizar-se y realizar una excelente labor humorística y audiovisual.

Joy Divison, el Documental Final

Grant Gee, 2007

Cuando en plena Era de la Comunicación, y como absorbidos por una hornada de revivals, los valores de la mitificación consiguen llegar a limites inconcebídos. Hablamos de miles de publicaciones en toda forma de soporte que complican de una forma ambigua la barrera entre la consagración del mito y el beneficio comercial.

Esto es lo que debió pensar Grant Gee antes de sentarse a pensar lo que se podría llamar su nueva proyecto más grande. Con este mar de dudas y después de dejar el listón muy alto con un exquisito documental sobre Radiohead, no podía hacer otra cosa que lanzarse de lleno en un proyecto sobre una de sus bandas favoritas: Joy Division. Banda nacida a finales de los 70 y una de las más influyentes en los años 80-90. Ellos son los abanderados por excelencia del Post-Punk Industrial nacido en aquel fructífero Manchester.


Esto en el mismo año que Anton Corbjin estrenara un engordado biopic sobre la complicada vida del fallecido líder de la banda: Ian Curtis. De tal manera que el resultado de este documental que fue supervisado por el crítico Savage y construido a través de entrevistas y aportaciones de los miembros de la banda, su entorno y un genial trabajo de investigación con material inédito, consagran todavía más el film y todo lo que hay alrededor del mito de la banda inglesa.
Joy Division, siempre será una de las bandas más complejas de entender del panorama musical. Este es el motivo de tan buen resultado, así como el hecho de convertirse en un relato imprescindible para todo buen amante de la música; a los que no, siéntense, disfruten y conozcan el grito desesperado de una de las bandas más claroscuros de la historia musical.


"Belleza de nuestra Angustia, lo Sublime de lo Horrible"
Ian Curtis
trailer:
http://www.youtube.com/watch?v=0oauS30aars

martes, 24 de febrero de 2009

El perro callejero se convierte en millonario

Comprar entradas, comprar palomitas y allí estaba yo, en mi butaca, esperando los 5 minutos reglamentarios para que empezaran los anuncios y los trailers pre-película.
Había oído hablar de ella, la había visto en carteles pero realmente no me llamaba mucho la atención. ¿Y porqué estaba allí sentada esperando a que empezara? Bueno, es lo que tiene decidir ir al cine sin mirar los horarios, que llegas a la taquilla y te dicen que las entradas para El Curioso Caso de Benjamin Button están agotadas y que las de las próximas sesiones también lo están. Las demás películas ya han empezado, así que compramos la entrada para la única que queda.

Slumdog Millionaire empieza con un interrogatorio y una pequeña tortura. No me esperaba eso. Ahora si que me han sacado de mis casillas y el argumento que había leído en el folleto informativo de películas no tiene nada que ver. Pobre chico, está sufriendo y me hace sufrir. Pero pronto las imágenes de tortura desaparecen con un flashback del personaje a su infancia.

Cabe decir que toda la película está basada en flashbacks cosa interesante ya que gracias a ellos la historia cobra sentido y parece que te acerca más al personaje.

Jamal es un pobre chico indio al que le arrebataron a su madre y desde entonces ha estado viviendo en la calle junto a su hermano, Salim, desarrollando el instinto de supervivencia y aprendiendo de los golpes que da la vida. Gracias a esos golpes y a los pequeños detalles que recuerda de su vida en la calle, va contestando las preguntas del programa en el que está concursando, el 50x15 hindú.

En todas esas “vivencias” conoce a Latika, una niña huérfana con la que se irán reencontrando durante toda la película y de la cual Jamal está enamorado desde que la vio.

Tengo que destacar las actuaciones de los personajes de Jamal y Salim en la infancia. Esos niños bordan papel y reflejan en sus ojos la cruda realidad de muchos niños hindúes que viven en la calle en la más absoluta pobreza y sacan el instinto de supervivencia con la ley del más fuerte. En esos momentos te sientes privilegiado por la infancia feliz que has tenido, pero ves que esos niños nunca pierden la esperanza.

En cuanto al desenlace en si, es muy predecible. El concurso, la historia de amor... y otros aspectos que no comentaré para no revelar más detalles de la película, hacen que el final sea totalmente predecible y que desde el primer momento sepas como va a terminar este film. Por otro lado, lo más importante de ello no es si acaba en final feliz o trágico, sino la historia que te cuentan y la manera en que lo hacen. Todo “perro callejero” puede dar un cambio radical a su vida.

Después del pasado domingo haberse llevado ocho de los diez Oscars a los que optaba, siendo el film que más estatuíllas ha ganado, se consagra como mejor película. Este año, no ha ganado quien a tenido mayor presupuesto, ya que comparado con el resto de películas ésta era de presupuesto ínfimo. Y tampoco ha ganado la que tenía más actores consagrados y famosos, sino una película en la que los principales actores eran amateurs... ¿Estará cambiando el cine?

CAPA, AQUÍ

             
Baixant les sòrdides, grises i fredes escales del Palau de Congressos de Tarragona ens trobem - fins el proper 28 de febrer - l'exposició CAPA, AQUÍ, un espai que recull les fotografies que Robert Capa va realitzar el 15 de gener de 1939 a les comarques del Tarragonès, el Baix Penedès, l'Alt Penedès i el Garraf. Tot això a raó de la commemoració del setantè aniversari de la Guerra Civil i dins del marc de la recuperació de la memòria històrica de la Segona República, "de la terrible confrontació armada que entre 1936 i 1939 va patir el nostre país, de la postguerra i de la dictadura franquista", tal com afirma el comissari de l'exposició.

Poc atractiva és la situació de la mostra, a la zona baixa de Tarragona, més caracteritzada per l'oci nocturn que no pas per l'activitat cultural. Però bé, no és que la ciutat gaudeixi de gaires equipaments culturals - pocs teatres, sales de cinema, galeries d'art, etc. - així que el Palau Firal i de Congressos és una opció digna, tot i que millorable. Tampoc puc afirmar que el ressò mediàtic de l'exposició hagi arribat gaire lluny. Un cartell (raonablement gran) a l'avinguda Catalunya, al costat del Campus Centre de la URV, ha estat per a mi l'únic reclam que l'Ajuntament de Tarragona - únic organitzador de l'exposició - ha fet arribar als meus sentits. Molt poc soroll per l'interès i la satisfacció que m'ha generat la mostra fotogràfica.

Doncs bé, després de descendir cap a l'entrada del Palau Firal i saludar algunes llaunes de cervesa i altres residus testimonis d'una nit moguda, el panorama canvia completament. T'endinses a un espai just, ni massa ni poc, acollidor, amb una llum esmorteïda i un ambient que conviden a la reflexió i a l'emoció.

L'exposició comença, a forma de context i situació, amb la presentació de Robert Capa i algunes de les seves fotografies - totes són reproduccions autoritzades per Magnum Photos i l'International Center of Photography de Nova York. Com no, trobem la imatge més recurrent i famosa de Capa: el jove milicià Federico Borrell García, de 24 anys, just en el moment de rebre l'impacte d'una bala a Cerro Murciano (Córdova), el setembre de 1936. A raó d'aquesta fotografia, l'autenticitat de la qual va posar-se en dubte dient que era un muntatge, comences a trobar indicis dels sentiments que l'exposició pot generar-te i que espero que generi a tots els visitants. "No cal fer servir trucatges a Espanya i no cal amoïnar-se per preparar l'escena. Les fotografies estan allà i n'hi ha prou en fer-les. La veritat és la millor imatge, la millor propaganda", són paraules de Capa en resposta als qui van posar en dubte la seva feina. Declaracions que, al marge de la preparació o no de la seva famosa imatge, reflecteixen l'Espanya de la guerra civil, un estudi fotogràfic preparat per prendre-hi les fotografies més colpidores, tristes i sagnants, a cada cantonada, a cada ciutat, a cada instant. Com veieu, no és una exposició pensada per al gaudi personal i la fascinació, sinó un convit a la memòria, al record dels anys més foscos de la història del nostre país. Amb tot això no vull desmerèixer el treball de Capa - ni el seu coratge (o inconsciència) que ens ha reportat valuosíssims testimonis visuals - sinó simplement destacar l'aire emotiu i reflexiu que es respira en la mostra, més enllà de l'estètica o l'artística de les fotografies.

Un cop situats, l'exposició pren un camí molt més pròxim. Se'ns presenten 30 de les 101 fotografies - la resta no s'han trobat - que Robert Capa va prendre el 15 de gener de 1939 a Tarragona i altres indrets de la província mentre milers de refugiats civils i militars es retiraven del front davant l'avenç de les tropes nacionals, que es disposaven a ocupar la ciutat. I és que com a tarragonina de tota la vida que sóc, m'ha sorprès veure carrers emblemàtics com la Rambla Nova, l'avinguda Ramón i Cajal o el carrer Cristòfor Colom plens de persones abandonant les seves llars, sobretot dones i nens, fugint en un ambient decadent i tens, ple de mirades buides, marcades pel neguit i la por. Tot un seguit d'estampes dessoladores i molt allunyades de la tranquil·litat i benestar que es respira habitualment pels carrers de la meva ciutat.

Les fotografies de Capa et fan viatjar a un món que va caure a bocins, que va trencar vides i va matar a germans. El meu avi ja m'ho va dir: "faria el que fós perquè tu i els teus cosins no haguéssiu de viure mai una guerra".
Vist això, jo també ho diria. I és que l'empatia, la capacitat periodística i la proximitat de les fotografies de Robert Capa parlen d'un èxode de dimensions bíbliques. Avis, àvies, homes, dones, nens i nenes fugen cap a Barcelona amb carros (alguns ni això), carregats amb provisions, garrafes d'oli i vi (que en aquells moments podien ser més valuoses que els diners), llits... en fi, tot el que un pugui imaginar-se en un moment de màxima desesperació, on la vida ja no tornarà a ser igual i on les diferències entre rics i pobres s'esvaeixen en un no res.

Aquest panorama se'ns és reflectit a les fotografies de Capa, una marxa de penúria cap a la ciutat comptal, que arriba al seu destí només si l'aviació nazi (a disposició de Franco) ho permet. I és que criden l'atenció un parell o tres de fotografies on podem veure les conseqüències d'un ametrallament aeri: carros destrossats, rucs morts, tot escampat arreu... i només una supervivent desesperada, mirant aquí i allà a la vora d'una carretera on només hi queda sang. Capa era allí, per mostrar-ho. Una imatge francament espantosa.

És també destacable i curiós de l'exposició el treball de localització dels espais - tot i que hi ha llocs gairebé irreconeixibles - que recullen les fotografies de Capa. És l'actual carretera nacional N-340 la que van recórrer milers de persones, Robert Capa inclòs, en la fugida cap a Barcelona. Les fotografies mostren indrets coneguts - si més no per a mi - que fins al moment només m'evocaven càlids dies d'estiu passats a Torredembarra i la Pobla de Montornès. És curiós com pot canviar la percepció dels espais per als uns i per als altres, és curiós i trist pensar que va haver-hi unes generacions per a les quals la carretera de Barcelona va suposar mort i penúria. I és per això que hem de mantenir vives aquestes imatges en la nostra consciència, si més no l'essència, el sentiment, per evitar que res semblant pugui tornar a passar aquí ni enlloc.

Amb tot, CAPA, AQUÍ ha estat per a mi un exercici de reflexió important, una mirada cap a la història recent del meu entorn, allunyada de tòpics i estereotips d'una Guerra Civil que m'ha semblat més propera que mai, viscuda per gent que, poc o molt, és al meu voltant; viscuda pels carrers que jo trepitjo, pels edificis, impassibles, vencent el temps, que un dia van veure com l'intrèpid Capa plasmava per a la posteritat el desastre d'un poble en guerra, de mort entre germans. Per Robert Capa, "la seva mort hauria estat inútil si els vius no els poguessin veure".

Keanu Reeves es de otro planeta

Señoras y señores todos sabemos que la crisis esta afectando de lleno a la economía mundial. Muchos expertos afirman que es precisamente en estos tiempos difíciles cuando más se agudiza el ingenio de los artistas y creadores para poder salir a flote. Pues bien, creo que quienes sentenciaron esta frase no tuvieron en cuenta que la imaginación y lucidez de Hollywood, desde mi punto de vista, no parece estar pasando una de sus mejores etapas. Evidenciando algunas excepciones, parece que la industria cinematográfica americana se le ha dado ahora por vivir de segundas entregas y de clásicos remakes que un su día funcionaron. Y es que proponerse que los fines comerciales eclipsen a los artísticos, acaba (nunca mejor dicho) pasando factura.

Como podríamos estar hablando horas y horas sobre todas estas reinterpretaciones, prefiero basarme en uno de los últimos remakes que se estrenaron a finales del 2008, apenas dos meses atrás. Hablo ni más ni menos que de Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still) un film dirigido por Scott Derrickson y protagonizado Keanu Reeves.

Este remake se basa en el original estrenado en 1951, y aunque mantenga el título original, la nueva propuesta de Derrickson no se basa en ningún ultimátum ya que en esta versión el extraterrestre pacifista no viene con intención de avisar a la humanidad de que cambie sus malas conductas, sino más bien viene a decir que ya es un poco tarde para hacerse los arrepentidos. Con esto, aprovecho para invitar a reflexionar sobre el echo de que desde hace más de cincuenta años que se viene cuestionando nuestra actitud "destroyer" ante la naturaleza y el medioambiente y nosotros seguimos como seguimos. Además, si alguna vez en la vida real apareciera un monstruo para advertirnos de nuestra inminente desaparición de la tierra, no tengo la menor duda de que Keanu Reeves seguiría poniendo la misma cara de palo que la que mantiene durante todo el film. Este no cambiaría de gesto ni que se pillara con la cremallera del pantalón. Por otra parte, la interpretación de Jennifer Conelly, protagonista femenina del film, sólo se salva por su cara bonita y respecto al hijo de Will Smith podemos decir que, entre su corta edad y el elenco de actores que le rodea, aprueba su interpretación con nota.

Si bien no recomendaría nunca esta película a una amigo al que quisiera, aunque fuera solo un poquito, nunca en la vida invitaría a ver este film a un acérrimo fan de los Monty Python ya que la aparición de John Cleese deja muy mal sabor de boca a aquellos que hemos reído y gozado con él, con uno de los mejores actores y humoristas británicos de la historia. Espero John que esto solo sea un bache pasajero.

Así pues, si alguno de esos eternos domingos se os plantea la posibilidad de ver Ultimátum a la Tierra o ir al bar a ver un partido de fútbol con los colegas, puede que quizá con la segunda opción observéis a mejores actores interpretando delante de un árbitro.

Wuthering Heights (1992)


La primera de les adaptacions de l’obra Wuthering heights de Emily Brontë ja va passar sota l’ombra d’un èxit. El film americà del 1939 va estar nominat a 8 Oscars, però només en va guanyar un. Ja que la gran triomfadora va ser “Lo que el viento se llevó”.

Després d’aquesta es van fer varies adaptacions, com la de Luis Buñuel a “Abismos de pasión” (1953), o la del francès Jaques Rivette (1985). La darrera que podem trobar és la de Peter Kosminsky, Cumbres borrascosas (1992), i que compta amb dos grans estrelles com Ralph Fiennes i Juliette Binoche.

Fa pocs dies vaig llegir el llibre de Brontë, després volia veure alguna de les pel·lícules per fer-ne la comparació. Esperava que potser l’última, la de Peter Kosminsky, seria de les millors ja que amb el temps havia pogut aprendre dels errors de les altres.

Els primers minuts de la pel·lícula ja es mengen d’una tirada un gran nombre de pàgines que et situen de sobte al mig del problema. Hindley està desaparegut, ni tan sols quan mort el seu pare aconsegueix posar autoritat. El seu paper està totalment fora de l’obra, té tan poca força que no s’atreveix a donar la culpa al seu fill per la mort de la seva esposa (moment importantíssim a l’obra, d’aquí derivarà la seva perdició).

La caracterització d’alguns personatges millora malgrat el pèssim guió literari. La figura de Catherine és pobra, però malgrat això aconsegueix transmetre el dolor a través d’unes paraules extretes literalment de l’obra. D’altra banda, els ulls de noi que no ha trencat mai un plat de Heathcliff (Ralph Fiennes) impossibiliten transmetre la violència del Heathcliff de Brontë. Malgrat això, és acceptable la interpretació de la parella, Juliette Binoche i Ralph Fiennes, (que més tard els vam poder veure al “Paciente inglés” amb la mateixa passió).

Com he dit, les interpretacions no brillen, però el resultat que s’obté està molt per sobre del que podria sortir d’un guió tant poc treballat. Hi ha paraules que sobren, d’altres que són una replica exacta del llibre, i les que falten causen un silenci trist i buit.

El final de l’obra, potser guanya una mica d’interès amb la similitud que es pot veure entre Heathcliff/Hareton, Hindley/Linton i les dos Catherine. La volta a la truita que es dóna és un dels pocs moments del film que ajuda a entendre el per què hem arribat fins aquí.

No obstant, els tocs de fantasia que li dona Peter Kosminsky van bastant d’acord amb el context social del moment: els maleficis i esperits que perseguien als humans de principi del segle XIX.

Si la primera adaptació va passar sota l’ombra d’un èxit, aquesta darrera se l’ha emportat el vent.

lunes, 23 de febrero de 2009

El (no tan) curioso caso de Benjamin Button

Abro el blog con una película que ha estado en boca de prácticamente todos en las últimas semanas. Había leído tantas críticas y todas ellas tan diferentes acerca de este film que no pude resistir la tentación de ir a verla con mis propios ojos. Y lo que me encontré fue un film excesivamente largo para lo que explicaba. En cierto modo era necesario tanto metraje debido a todo lo que no se podía dejar en el tintero y, en realidad, tampoco se hacía largo ni daba sensación de agotamiento para lo que pudiera parecer. Simplemente salí del cine con la sensación de que faltaba algo, como si me hubieran cambiado la película por otra mucho más insignificante. Y es que la historia escrita por F. Scott Fitzgerald es realmente apasionante y brillante, pero no considero que Fincher haya logrado hacerle honor por completo.

La historia trata de Benjamin Button, un hombre que nace viejo y va rejuveneciendo con el paso de los años. Nos narra la historia de toda su vida, factor clave que determina la longitud del film, de una manera fascinante. Aunque tendría que señalar que la actuación de los protagonistas no era tan impecable. Brad Pitt no sorprende en prácticamente nada, es la misma caracterización que pudimos ver en ¿Conoces a Joe Black? En otras palabras, Brad Pitt no ha logrado deslumbrar como la estrella que parecía ser.

Lo que me fascinó por completo fueron los efectos especiales, de un realismo sorprendente; no como los que podríamos encontrar en cualquier adaptación cinematográfica de un cómic. En este aspecto se merecería un Oscar sin dudas. Pero si tengo que poner todas las cartas sobre la mesa, no creo que sea un film tan maravilloso como puede parecer a simple vista. El curioso caso de Benjamin Button ha sido víctima de ser elevado al nivel de superproducción, con todo lo que ello supone y que ha provocado la decepción de muchos espectadores, como es mi caso.

Fincher no ha logrado transmitir lo que posiblemente quería F. Scott Fitzgerald, y eso ha convertido el guión en una historia hueca, como si se tratara de un encefalograma plano. Una historia sobre el paso del tiempo, sobre las vueltas que da la vida, con una historia curiosa… que bien podría haberse narrado en el orden habitual, haciendo que envejeciera como cualquier persona, ya que hubiera surtido el mismo efecto. Definitivamente, creo que Fincher no ha conseguido sorprender como esperaba.