El otro día, un miércoles como otro cualquiera, acabé las tareas de casa antes de lo que esperaba, así que me puse un ratillo a husmear por Internet. Estuve visitando mis paginas de cine gratis favoritas y vi que ya habían sacado la segunda parte de Crack, Crack 2 High voltaje. Aun no se ha estrenado en España pero está ya disponible en Internet. Es la segunda parte de una película frenética, rápida y llena de acción que termina con un Jason Stantham cayendo en picado desde un helicóptero.
En esta segunda entrega Chev Chelios, el protagonista, debe recuperar su corazón que ha sido suplantado por otro artificial que necesita continuamente descargas eléctricas para mantenerse en funcionamiento. La verdad es que no suelen gustarme este tipo de películas, porqué hay una edad para todo y, con mis años, pues a una le apetecen cosas más calmaditas, pero tengo que reconocer que de veras me gustó.
La historia en si no tiene nada del otro mundo, otro film más sobre mafias, drogas, violencia, etc. Pero aporta algo muy interesante y nuevo para mí, y es que el ritmo de toda la película lo marca el corazón del protagonista. Los directores (Mark Neveldine y Brian Taylor) han sabido dosificar y distribuir las diferentes escenas de manera que la película es un continuo sube y baja, es una continua lucha por la supervivencia, y se va ralentizando y acelerando al mismo tiempo que se ralentiza o se acelera el corazón artificial. Por esta razón, mientras la miraba, sentía la angustia, la euforia, el cansancio, la adrenalina… de Chelios.
En cuanto a la narrativa, como he dicho antes, está ambientada en mundo de corrupción, de mafia, violencia, etc. Pero, al igual que mi nieto Quentin, ambos directores han dado un toque de humor negro a su film, ironizando y bromeando en unas situaciones que, en la vida real, poco tienen de divertidas. Por ejemplo, el momento en que Chelios fornica con su novia en la pista de un hipódromo para generar electricidad estática, o cuando este chuta la cabeza moribunda del hermano del mafioso Hurón, etc. Da un respiro a los espectadores que vemos la película, después de estar durante minutos y minutos empapándonos de violencia y sadismo para poner los pelos de punta.
La fuerza de esta película se basa en transmitir a los espectadores las sensaciones que experimenta el protagonista a lo largo de la historia, de aquí, la gran cantidad de planos aberrados que reflejan el desequilibrio mental y físico que sufre Chev Chelios. Primeros planos, movimientos de cámaras subjetivas y un montón de experimentos plásticos son continuamente intercalados para estresar a quien la vea.
Solo quiero explicar una última cosa que me llamó mucho la atención y que he visto en pocas películas y es el hecho de que Mark Neveldine y Brian Taylor introducen una estética muy cercana al cómic, con gran cantidad de metáforas y utilizando recursos surrealistas. Un ejemplo claro es la escena en que el protagonista le dice a su novia Eve que necesita fricción en su cuerpo (para generar electricidad) y, en el momento en que ella entiende lo que Chev le está intentando decir, aparece en la esquina superior derecha de la pantalla, al lado de su cabeza, una bombilla encendida para simbolizar que ha entendido sus palabras. Lógicamente, la bombilla no pertenece a la acción, ni los espectadores nos lo creemos, pero es una manera original de expresar un pensamiento y que da un toque cómico-surrealista a la película.
De todos modos, no os penséis que me gusta más esta película que Pulp Fiction o Jackie Brown, porqué mi Quentin es, ha sido y será el mejor director que ha habido en el pueblo y en el mundo entero.
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