
París, París tiene exactamente la misma pinta que cualquier otra película sobre la Europa de principios de siglo, las mismas calles y callejones, las mismas luces... todo diseñado para parecer lo más falso e impoluto posible. Lo mejor para las audiencias que quieran ver cosas "monas" sin estrujarse demasiado el coco. No obstante, hay que decir que pese a ser demasiado típica se logra una recreación muy buena de la época: típica, pero buena. Con una ambientación increíble. El mundo del teatro y los actores. Los años 30. El amor y el desamor. Y, claro, París. Me acuerdo yo de jovencita… ay! Como soñábamos con París…
La película es cómica pero tampoco resulta divertidísima, y un poco ñoña sin llegar a provocar demasiadas emociones. Un niño tocando el acordeón puede ser adorable, y mucho más si de paso se reencuentra con su padre, pero no funciona como momento emocionalmente fuerte sin algo más. Y la parte final es ya lo más... hay tanta excitación a la hora de mostrar el espectáculo final que todo se convierte en una especie de video musical. Es un film que se encuentra a medio camino entre la comedia, el drama y el musical. Lo que la hace, en este sentido, original.

Deben abstenerse aquellos que buscan emociones fuertes o historias originales. Y aquellos a quienes no gustó “Los chicos del coro” esta tampoco será de su agrado. Aunque la banda sonora y la fotografía, para mi son geniales.
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