miércoles, 29 de abril de 2009

París, París

París, París es un film que pretende situarse en los años 30, pero hay actitudes que son absurdamente contemporáneas: un personaje que llama a otro "judío" y parece que es el fin del mundo, un comunista revolucionario que parece un hippie... No es que le exija un absoluto rigor histórico, sólo pretendo explicar que París, París es una película sin profundidad. Toca de pasada temas como huelgas, la pobreza y la injusticia en las calles de Francia en esa época, pero pasa de largo. La elección de esa época es una mera apuesta estética, sin más. Lo digo yo que viví mi infancia en esa época… y puedo asegurar que no era tan bonito como lo pintan, aunque no viviera en Francia. Pero así no era.

París, París tiene exactamente la misma pinta que cualquier otra película sobre la Europa de principios de siglo, las mismas calles y callejones, las mismas luces... todo diseñado para parecer lo más falso e impoluto posible. Lo mejor para las audiencias que quieran ver cosas "monas" sin estrujarse demasiado el coco. No obstante, hay que decir que pese a ser demasiado típica se logra una recreación muy buena de la época: típica, pero buena. Con una ambientación increíble. El mundo del teatro y los actores. Los años 30. El amor y el desamor. Y, claro, París. Me acuerdo yo de jovencita… ay! Como soñábamos con París…

La película es cómica pero tampoco resulta divertidísima, y un poco ñoña sin llegar a provocar demasiadas emociones. Un niño tocando el acordeón puede ser adorable, y mucho más si de paso se reencuentra con su padre, pero no funciona como momento emocionalmente fuerte sin algo más. Y la parte final es ya lo más... hay tanta excitación a la hora de mostrar el espectáculo final que todo se convierte en una especie de video musical. Es un film que se encuentra a medio camino entre la comedia, el drama y el musical. Lo que la hace, en este sentido, original.

Es un film de edulcorado melodrama (me han prohibido el azúcar), que como decía, no llega a provocar demasiadas emociones pero que pese a ello; no por ser obvia resulta menos disfrutable, quedando a la postre uno de esos films sencillos con personajes sencillos de los que se sale con una sonrisa en la boca y la sensación de no haber invertido tan mal dos horas de tiempo (que bueno, a mi edad, me sobra). Y eso para nada es poco cuando se habla de una película. Esa sencillez es lo que le da al film ese encanto que emana, con esos personajes tan entrañables.

Deben abstenerse aquellos que buscan emociones fuertes o historias originales. Y aquellos a quienes no gustó “Los chicos del coro” esta tampoco será de su agrado. Aunque la banda sonora y la fotografía, para mi son geniales.

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