miércoles, 29 de abril de 2009

Verlo todo desde arriba


La Torre de Suso, es el debut de Tom Fernández en el mundo del largometraje. Un debut que le llevará a conseguir varias nominaciones a los Premios Goya del 2007, de la mano de su consagrado protagonista del film: Javier Cámara.


La Torre de Suso, trata de la vuelta de Cundo a su pueblo natal después de pasar 10 años "rehaciendo" su vida en Argentina. El regreso de Cundo se debe a la muerte de un amigo que coqueteaba con las drogas. Éste era una pieza clave en su grupo de amigos de la juventud del que Cundo parecía ser el líder indiscutible. A su llegada al pueblo muchas cosas parecen haber cambiado, especialmente en el que fue su entorno social y familiar. Una serie de acontecimientos llevan al protagonista a hallar una obsesión de su fallecido amigo, una serie de dibujos que ilustran el último deseo de Suso: construir una metafórica torre para poder apreciar los detalles de la vida desde más arriba. La finalidad de construir esta última voluntad llevará a obcecar a Cundo, superándose personalmente y a sacando a la luz los trapos sucios de su vida e incluso la de sus más fieles amigos hasta consagrar una unión perfecta entre todos.


Esta película es de una efectividad tremenda ya que es capaz de unir el melodrama con los puntos más escarpiados del conocido como humor tradiciona español. Un humor facilón, incluso en muchos momentos reiterativo pero que orquestrado en pequeñas porciones y como cortinilla al triste melodrama, es capaz de no molestar del todo. Javier Cámara (Cundo, en el film) lo sabe y esto da como resultado un largometraje capaz de equipararse a cualquier serie televisiva estatal de entretenimiento. Simplemente hay que echar un vistazo a su reparto: Malena Alterio, Gonzalo de Castro, César Vea, José Luís Alcobendas, Mariana Cordero y Emilio Gutierrez Caba. 


Al referirme a su paralelismo televisivo me refiero a un lenguaje bastante televisivo (valga la redundancia) y de un argumento guionado a la perfección para entetenernos durante el transcurso de la dicha. Incluso en ocasiones es capaz de emocionarnos, ni que sea un poquito. De hecho al acabar de verla nos dan ganas de llamar a cualquier colega e invitarla a tomar un café con leche y melindros, a decirle cuanto la queremos o simplemente a darle un fuerte abrazo.


Todo este cúmulo de factores me hacen pensar en un cine paralelo a la efectiva formula de llanto y risas que tan bien funciona en Hollywood. Una película facilona al más puro estilo americano, esta vez en versión española. Esto no tiene el porqué crear enfrentamiento alguno a cumplir los requisitos de esta film,  que por otro lado lo hace muy bien. La cinta entretiene y nos hace pasar unos amenos 100 minutos durante su transcurso.


(RAMONA CANTIZANO)

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